No conocía este libro, pero ese sábado, Luis me comentó por teléfono:   – Acaban de recomendar en la TV “Un amor”, un libro de Sara Mesa. Cuando me lo dijo, me entró curiosidad por saber qué contaba ese libro, lo busqué y me hice con él. Y ya sabéis, la sinopsis la podéis encontrar en cualquier parte. Aquí os diré, qué se esconde en sus páginas sin desgranar nada, como siempre.

UN AMOR, de Sara Mesa.

Publicado el 2 de septiembre de 2020 por ANAGRAMA.

192 páginas.

ISBN: 8433999036

(ISBN13: 9788433999030)

  Comenzaré con el título porque engaña. No esperéis encontrar amor en la novela. “Amor”, lo que se dice amor, sólo aparece en el título.

Y, ¿de qué va? Pues os pongo en situación. El libro transcurre en un pueblo que lo imaginas oscuro, árido, rudo. Con poquísimos habitantes que constituyen los personajes de la novela. Los cuales no pasan desapercibidos pues todos tienen muchas sombras y pocas luces. Y con ellos va a convivir Nat, nuestra protagonista. Una mujer urbana e independiente, que se establece en ese entorno rural donde lo único que busca es una casa de alquiler barata donde vivir y ejercer su labor de traductora de textos. Ese es el punto de partida. Las relaciones personales de los habitantes del pueblo y lo que allí acontece, va marcando el ritmo, con situaciones que se van enredando y te hacen ver que es imposible que algo termine saliendo bien. Y hasta aquí puedo leer.

Si tuviera que definir esta novela diría que es breve, sencilla, rápida, oscura, claustrofóbica y visual. Breve por su número de páginas, inferior a las 200. Escrita con frases cortas que hacen que su lectura sea rápida. Con un lenguaje y un argumento sencillo. Te describe un escenario oscuro, con unas situaciones que provocan unos sentimientos claustrofóbicos. Y ese ambiente, ese pueblo y esos personajes están tan bien descritos y definidos que resulta fácil verlos, por eso considero la novela tan visual.

“Como el dinero, se dice, también el capital erótico se va escurriendo sin que uno se dé cuenta, solo se toma conciencia de él cuando desaparece, y se escudriña en el espejo con una mirada desprovista de piedad, evaluando las partes de su cuerpo o de su cara dónde puede radicar el error”.

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Arancha Lancho Manzano