BAMBI, de Félix Salten.
Ilustraciones: Benjamin Lacombe
Editorial: Edelvives
Si tuviese que elegir una sola obra que invocase a mi infancia, esa sería «Bambi», sin duda alguna. Junto con «El Rey León» es la que más hizo llorar a la miniBea de 3 años y, paradójicamente, la que pedía ver una y otra vez. Sin pausa.
Quizá sea por eso que a mis 30 tacos no he podido evitar hacerme con esta preciosa edición (algo de la niña que fui queda en mí) y cuál ha sido mi asombro al descubrir que la historia en sí es una linda metáfora y que no sólo se trata de una inocente obra para niñ@s…
⚠️¿Sabías que Bambi fue una obra prohibida?
En 1936 los nazis afirmaban que Bambi se reducía, simple y llanamente, a «una alegoría política sobre el trato que se da a los judíos en Europa».
Lejos de ser un cuento para niños, esta novela sobre la vida de los animales destinada a los adultos, es mucho más que una oda a la naturaleza; narra también cómo van apareciendo los riesgos en la existencia misma y, en particular, en el escenario europeo de la década de 1920. Así, Félix Salten traslada al bosque, a través de experiencias más o menos dolorosas y, a veces, fascinantes, los temores de los círculos judíos vieneses de ese periodo.
En definitiva, aunque la fuerza del libro deriva también en el hecho de sumergirnos en su mundo ameno -sin caer en lo fantasioso-, cabe destacar que uno de sus mayores objetivos es recordarnos que las dificultades humanas, naturales también como las de los animales, hay que acogerlas y abrazarlas de todo corazón.
Una fantástica y bella edición que vale la pena regalar(te) para releerla y disfrutarla una y otra vez
Ambientóloga. Valenciana. Lectora y viajera empedernida.