Deprimente me ha parecido que Julia Navarro necesite 1000 páginas de extensión para semejante historia, que no puede ser más simple ni más llana. Quien lo haya leído estará de acuerdo conmigo en que en las primeras 200 páginas apenas avanza y se dedica a reiterar una y otra vez los mismos temas y detalles, como si el lector fuese tonto y necesitase repeticiones constantes. No sé, me da la sensación tras haberlo terminado -por pura cabezonería, no por ganas- de que si hubiese saltado de la página número 200 a la 950, no me habría perdido prácticamente nada. Quizá esa misma historia en una cuarta parte de extensión y con un poco más de brío, que en mi opinión le falta bastante, hubiese sido atractiva. Pero así, desde luego, no.
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