La tierra desnuda
Novela Narrativa

LA TIERRA DESNUDA, de Rafael Navarro de Castro.

La tierra desnuda me ha parecido una obra fascinante, de principio a fin. Es un canto a la vida en todos los aspectos. Aporta reflexiones completamente necesarias y de un valor incalculable. Además, nos recuerda que somos parte de la naturaleza y que debemos cuidarla como lo que es, nuestro más preciado tesoro.

En esta historia se explica con maestría como el valle donde transcurre la trama recobra un esplendor que hace tiempo se había olvidado. Estuvo ahí todos estos años, hasta el surgimiento de la conocida «crisis económica», pero de repente se vuelve visible, al igual que las cumbres de las montañas. Los estómagos repletos se olvidaron de los campos y de los campesinos. Ahora que están vacíos, recuperan la memoria y buscan la fruta que cuelga de los árboles, las hortalizas que crecen en los huertos y los animales que engordan en los corrales.

Su protagonista se llamaba Blas y le decían el Garduña. Plantó miles de árboles y los cuidó. Tuvo seis hijas y las sacó adelante como pudo. Quiso a su mujer con todo el alma y la deseó con todo su cuerpo, aunque la mayoría de las veces no supo decírselo con palabras, pero sus actos y sus gestos fueron lo suficientemente elocuentes. Este libro muestra, a su vez, el libro de su vida, que lo escribió, en grandes letras, sobre la tierra desnuda, con ayuda de un azadón, un mulo y un arado. Algunos renglones le quedaron un poco torcidos, pero todavía están allí, en el valle de la Solana, a la altura de la acequia de los Habices, para quien quiera leerlos antes de que se lo coman las zarzas y el olvido.

SINOPSIS:

Decía Luis Buñuel que en su pueblo, en la provincia de Teruel, la Edad Media había durado hasta bien entrado el siglo xx. Algo así sucede en el escenario de esta novela, un lugar que puede ser casi cualquiera en la España interior. Allí nace, al mismo tiempo que la Segunda República, un niño llamado Blas. Y en el mismo lugar muere, ochenta años después, sin ser consciente de que se lleva a la tumba una forma de vida milenaria. Él es el último. Nadie más sigue sus pasos. Blas sabe de animales, de viñas y tomates, sabe cuidar de su familia y sabe también guardarse unos cuantos secretos. La vida de Blas, una historia corriente que el río del tiempo ha hecho ya única, es la historia de España en el último siglo. Contada con las manos manchadas de esa tierra desnuda sobre la que vivió toda una sociedad rural, se dirige a esa parte de nosotros que no se resigna a vivir entre ladrillos. Y seguramente el lector reconocerá esas voces y esos paisajes y sin duda le sonarán a verdad, a vida y a una memoria imprescindible.

Número de páginas: 528 (formato físico)

Editorial: Alfaguara

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