LA MARCA DEL AGUA, de Montserrat Iglesias Berzal.
Editorial: @lumenedit
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19 de abril de 1950. El agua ya ha alcanzado la piedra que sirve de testigo: en menos de diez días, el pueblo de Hontanar desaparecerá para siempre inundado por el pantano.
Todos están celebrando la inauguración del pueblo nuevo, sólo quedan allí los hermanos Cristóbal, pero un suceso terrible les obliga a emprender precipitadamente el viaje: Marcos descubre a su hermana, Sara, colgada de un machón de la cuadra. Envuelta en la colcha que bordó durante años para un ajuar que ya nunca será utilizado y oculta entre sacos de patatas, Sara recorre ese camino en el carro de su hermano.
Durante el trayecto por un territorio que es ya un páramo, Marcos recuerda la historia de la familia, sus sombras y silencios: la llegada siendo unos niños cuyo origen su madre quiso esconder, los deseos de Sara por construirse una vida propia, la obsesión de la madre por el pretendiente perfecto que le procurase una buena boda, los sentimientos e impulsos no confesados, las traiciones y la relación con el ingeniero falangista encargado de las obras del pantano…
Una obra rural, en homenaje a la que fue la España de la dictadura y a sus costumbres, honores y cultura. Una obra escrita al más fiel estilo de Lorca en #LaCasaDeBernardaAlba o #LaNovia , que pese a ser la primera publicación de la autora, bien podría ser todo un clásico dentro del género.
Una crítica social brutal, donde se muestra el desamparo absoluto de los pueblos frente al Régimen, así como el de las mujeres a las convenciones sociales: la obligación de tomar matrimonio a cierta edad, de estar supeditadas a más convenciones sociales al respecto, y lo que es aún peor, a las de una madre estricta y autoritaria, que debido a sus propios traumas y experiencia, se niega a ser señalada de nuevo.
Una lectura, en mi caso, poco fluida debido al lenguaje pero que, a la vez, cuyo mensaje me deja un buen sabor de boca. Me ha gustado especialmente el desenlace.
¿Y tú? ¿La has leído?
