Mayo de 1947. Nuestra protagonista, Charlotte, viaja con su madre, de Nueva York a Southampton (Inglaterra), en un transatlántico.
De manera repentina, decide salir en busca de su prima, Rose Fournier, a quien no ve desde hace años y que ha desaparecido con la Segunda Guerra Mundial, y lo hace siguiendo el rastro de una dirección que lleva anotada en un papel.
Sus pasos la llevarán a conocer a Eve Gardiner y a Finn Kilgore. La primera revivirá su época en Francia, trabajando como espía contra la ocupación alemana en la Primera Guerra Mundial; y el segundo, le hará conocer el amor verdadero.
A modo de flashbacks, detalle que me encanta, se trata de una obra basada, en gran medida, en hechos reales. Bien narrada y con una historia principal dentro de otra, si te gustan las historias de espías y ambientadas en épocas de guerra -del tipo «Bajo un cielo escarlata»-, te aseguro que no podrás despegarte de ella y que ansiarás devorarla una vez la empieces.
En mi caso, ha sido una recomendación por parte de varias amigas y, ahora, la hago extensiva a toda persona que me lea, en honor a todas aquellas mujeres espías que han sido olvidadas y silenciadas en la Historia y en la lucha contra el fascismo
