«Canto al bosque atento,
ahíto de peces, liebres, setas.
Canto a los días magnánimos,
a la brisa de verano, a la brisa de invierno,
a la mañana, al atardecer,
a la lluvia menuda, a la lluvia enfadada.
Canto a la ladera, a la cumbre, al prado,
a las ortigas, al rosal silvestre, a la zarza.
Como Dios creando animales y plantas. Canto yo y la montaña baila».
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Dice la crítica: «Una novela extraordinaria. Hay belleza en cada página, una pasión desmesurada por escribir, por las palabras y por los paisajes narrados, por las criaturas que ha creado». Y yo estoy del todo de acuerdo.
Entremezclando fantasía con realidad y humanos con animales, para mí, esta obra ha supuesto un canto a la vida, a la naturaleza y a la madre Tierra
Desde los Pirineos, intervienen: Domènec, el campesino poeta, su mujer, Sió, y sus hijos, Mia e Hilari. También otros vecinos de la zona y los animales del bosque cuentan sus historias, todas ellas entrelazadas, desde sus respectivas perspectivas.
Como los eslabones de la cadena trófica, y a modo de piezas de un mismo puzzle, trata de desgranar el impacto que generan al mundo con una guerra de por medio.
Una obra intimista, escrita en prosa pero que sabe a poesía, que ha obtenido el #EuropeanUnionPrize en 2020 y el #PremioCalamo y #PremioLlibresAnagrama en 2019.
Muchas gracias a @patri.chi por este maravilloso regalo. ¡Eres genial!
